Django sin cadenas

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Aunque el género “western” (cine del oeste) dejó de estar entre los preferidos del público desde hace mucho tiempo, “Django sin cadena” es uno de los títulos más esperados de la temporada que acaba de iniciar. La razón es muy simple: se trata de la más reciente entrega del director de culto Quentin Tarantino. Él está dejando su propia marca en el imaginario cinematográfico, reinventando los cánones populares con una actitud irreverente, a medio camino entre la referencia cinéfila y la parodia sarcástica.

Su filmografía incluye auténticos clásicos contemporáneos como “Tiempos violentos” (Pulp Fiction, 1994), los dos capítulos de “Kill Bill” y “Bastardos sin gloria” (2010). Ahora, Tarantino dirige su mirada hacia uno de sus géneros favoritos: el llamado “western spaghetti”, o cine del oeste al estilo italiano. Tuvo su auge en los años 60 y 70, recibiendo los favores del público gracias a su énfasis en elementos de acción y violencia.
Además de rendir homenaje a cineastas influyentes como Sergio Leone (“Por un puñado de dólares”) y Sergio Corbucci (“Django”), Tarantino recupera la tradición del cine comercial afroamericano (“blaxploitation”).

“Django sin cadenas” cuenta la epopeya de un exesclavo negro convertido en cazador de recompensas, quien intenta rescatar a su esposa de las garras de un cruel terrateniente. Jamie Foxx interpreta al insólito héroe, mientras que el villano es encarnado por nadie menos que Leonardo Di Caprio. La bella Kerry Wahington completa el elenco de esta atractiva producción, junto a Samuel L. Jackson y Christophe Waltz.

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